miércoles, 17 de febrero de 2021

Principio, nudo y desenlace

El señor X me mira desde el otro lado de la calle, lanza envenenados rayos de flujo vaginal a través de sus ojos arrugados y negros que me hacen sentir el fuego habitar en mi intestino delgado, se derrite, sale por el culo en forma de gusano ciego que serpentea por mi pierna haciéndome cosquillas, revitaliza mis pensamientos oscuros, me resulta imposible moverme, un niño con la boca grapada se acerca hasta mí y me tiende una libreta con la que poder escribir aquello que mi mente desenfocada me permita pues hace tiempo que no soy capaz de juntar dos letras ni decir todo aquello que pienso, que imagino, que visiono, y esto podría ser una prueba de fe de cuánto misterio se aloja en mi cerebro anquilosado, las pastillas bailan ante mis ojos como pelotas de gases bicolores mientras el señor X eructa carcajadas de otro tiempo, se masturba ante mí como esos monos enjaulados del zoo, sus piernas se convierten en semen rancio de primera hora de la mañana tras una sesión de esmegma puesto al sol para formar filigranas con las que poder grabar posteriormente en súper 8 mi muerte y acceder al estrellato de las personas anónimas, mi cuerpo tiembla, mi visión reverbera, mi ma me mu, estoy harto, hoy, otra vez, no es nuevo, no hay nada nuevo excepto la monotonía monótona, el señor X lo sabe, por eso se desvanece entre sus heces soltando retahílas de frases ingeniosas creyéndose tan mágico como ellas, tan inteligente que su mierda huele mejor que la del resto del mundo, pobre señor X, le veo morir cómo aquello que una vez fue, un inepto con la cabeza llena de borrones de pseudo intelectual de tiempos modernos, se muere, se desvirga en el falo inmenso de un tormento eterno, su cerebro queda licuado en un vaso de tubo que conservo en la nevera y que sus seguidores beberán para así adquirir la viejas-nuevas perspectivas de siempre y criticar e insultar y decir lo que les venga en gana, hundir hundir hundir, matar intelectos desbocados que hartos ya de tanta hipocresía se duermen encima de un cuaderno con la tinta aún fresca que mancha los labios de la única mujer a la que alguna vez besé.


No hay comentarios:

Enfermedad

  Ahora que tu vagina sangra he de decirte que te quiero y mientras el mundo explota a nuestro alrededor se me encharca el cerebro con imá...