miércoles, 12 de mayo de 2021

Delirio número 1

 

Miro la fruta y puedo oler la flor del suicidio

Disparar otra vez y disipar lo que significa.

Abrir un diminuto agujero en mi cráneo

y dejar flotar el fantasma de mi pasado.

Permanezco encerrado en una perrera sin ánimo de ladrar.

El clima me produce sueño,

pero ¿quién cantará en mi obituario?

Perdí tu aliento y sabes que también a nuestra mascota.

Disparaste a mis alas bonitas cubiertas de mierda

para así sentirte libre.

Moretones en mi cumpleaños y glándulas sin edad

para despedir la primavera de mayo.

Observaste el parásito de mi lado obsceno,

el ectoplasma de leche del que soy anfitrión,

y vomitaste todo el rencor que albergabas.

Endorfinas de recuperación justo antes de sentirme morir.

Anoche me reventó el estómago y tú dejaste de existir.

Ni siquiera te despediste.

Simplemente desapareciste por el sumidero de mi arteria

como un filete envuelto en un sueño.

Puedo ser carne cruda de suicida y compartir nuestra deyección

cubierta de flores marchitas con olor a anís.

O así lo recuerdo poco antes del apagón.

Ahora sueño con beber, pero ya estoy muerto.


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