...las neuronas estallan en algunos de mis disparates más incesantes y electrificados, es la mezcolanza
que tomamos para poder olvidar, resulta pues demasiado grosero decirme algo cuando permanezco sumergido
en los suaves pliegues de mi cerebro, me provoca un ataque de nervios el sonido
de tu voz, nos sentamos alrededor de mi interior estúpido, fui, creí, enséñame
las transmisiones que interrumpen mi muerte en directo con los narcóticos dispuestos
en completo aislamiento, silencio, reír muy de mañana por el hecho de escapar,
adiós, qué se esconde mientras en el espacio, sé hablar, en esta jornada
interminable me pides de forma constante y dormida que me explique, enseñas los
dientes como un arma maravillosa, escupo sobre mis zapatos, miro el reloj, me
mareo con sólo pensar en el tiempo perdido, repites palabras fricativas
ocupadas en voces surgidas del pozo que hay en tu cara, chocamos sin decidir si
abrías tu cara oculta por la sien no primaveral, me invitas a un café mientras
cruzas las piernas y consigo ver tus bragas, tienes un agujero en tus silabas,
sin estas palabras no hay forma de romper mis huesos, vuelvo a la vida que una
vez tuve, ponme una taza, el infierno es la acumulación de nuestros espejos, no
necesito más retoques en mis órganos blandos, quiero decir algo pero es
imposible juntar las letras que encuentro, mi boca expulsa conceptos e ideas
alteradas, es un pensamiento distorsionado, sé qué quiero hacer contigo aunque
suene ridículo, salgo de mi ropa y dices que soy como un brillante recubierto
de plástico, me asusta que no te asustes, ¿tú también deseas lo mismo?, me queda
tan poco por hacer…, de eso estoy seguro, en segundos te engancho rompiendo tu
concentración, la gente nos mira pero tienen sus propios problemas, otros brazos de charol que se introducen por
tu vestido, nuestras bocas forman un brindis
y las cabeza funestas estallan en milésimas de segundos, mis días vuelan dando
hidratación a los afilados deseos de los que no me asusto, reímos, ¿te gustaría
que te arrancase tu ropa interior? tus formas sibilantes me hacen pensar en imágenes
que alguna vez soñé, recibo tus labios con simples intervalos de niño, pesan sobre
mi boca abierta e insuflan mi vida de infinito poder, sabrás todos mis párrafos
pues he estudiado este momento desde que te conocí, no es este un exterior hinchado
por el bien de mi cerebro, ya soy mayor, es mejor que me levante y decirte
adiós, te planto un beso casto en cada uno de tus carrillos por cada día que
fuiste una pérdida, mientras siento la repetición de tu cifrado contoneo
provocar mi muerte en vida, es el momento de tu ser, yo ni siquiera soy, mi tráquea
cortada se abre para que prosigas tu
castigo en mis vacíos de locura, no hay nada nuevo que saber
No hay comentarios:
Publicar un comentario